El canto se estremeció
y la luna dormida
al amparo de las rosas
vio sus hebras enredarse
en los jardines del amanecer

Fue la niña salvaje
la que nunca descansa
la que siempre llora

Después de la lluvia
los rastros
la magia

Así se construyen los bosques

Dime el verso de la sumisión
para que pueda sofocar mis dedos
entre la espinas de tu suerte

Toma las piernas de la belleza
con las manos del pulpo adormecido
que nada en mis jardines

Alcanza en la planicie olvidada
el tesoro que hundió su lanza
en el pecho rebelde

Corre en el pasto erizado
para que la conquista de tu alma
sea dulce de querer

Más acá
en este sonido de selvas
nadie

La tristeza
el drama secreto

Voy a consumir el destello de una lágrima
voy a hacerme templo
esfera
negro olvido

Voy a resignar el recuerdo
de todo lo soñado

Voz que nace
en la orilla del poema
voz que se desnuda
en el silencio

Todos los juegos
pulsan las hebras
de este invierno de ausencias