Dime el verso de la sumisión
para que pueda sofocar mis dedos
entre la espinas de tu suerte
Toma las piernas de la belleza
con las manos del pulpo adormecido
que nada en mis jardines
Alcanza en la planicie olvidada
el tesoro que hundió su lanza
en el pecho rebelde
Corre en el pasto erizado
para que la conquista de tu alma
sea dulce de querer
tus poemas son el pulso de un gran corazón.
saludos,
cr.