viernes, 25 de mayo de 2007
Oda a Saturnino
Entrega tu sangre
bajo el vestigio
del sol

Mira lo que corremos
endúlzate el cuerpo
con rosas pardas

¿Qué se hizo de tu espada?

Perdiste el silencio
sin poder perderlo
en ti

Un ave explota en el alba
sin temor al viento
en la ventana ancestral

El onírico descanso
fue tu consuelo
de medianoche

Las nubes escriben su mensaje

Toda tu melancolía
toda tu nada
en calma

Fuelles solitarios
claman el ardid
de una mujer en celo

La cadencia estival
alucina un espanto
sin precedentes

¿Hacia dónde fue tu diosa-luz?

El arcángel se cansó hoy
de la aridez eterna
del cielo

El viaje
un lugar enclavado
en tu ojo

Tu sangre
no es más que un olvido
con pereza

Nueve penas por cada brisa

Dejas tu silencio
más espurio que nunca
a través de una puerta

Tu efigie de cuarzo
empapada en sombras
amarillas

Oyes el canto áureo
de tu somnolencia
en un cofre perpetuo

Recorres la caverna-mente ociosa

Se ilumina el pasaje
antiguo filón
del alma

Una lanza
otrora la apacible candidez
de un niño

Bosques olvidados
los tormentos son más frecuentes
allí

¿Quién olvido su cariño en ti?

Apoteosis de una vida
que ha dejado de ser
por siempre

Recuéstate
en la gran penumbra
de una vela
 
publicado por Alejandro a las 12:18 | enlace permanente |


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