domingo, 13 de mayo de 2007
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Como la rosa estrella que habita en el centro de la piel, fruto que ilumina la hora más dulce, el nuevo encuentro.
¿Dónde está la nocturna paz si no es en los ojos de quien brilló en la perla-cúpula del venturoso deseo?
El aliento de la luna escribe su oración primera, roja y profunda entre los jardines de luz, como una herida eterna.
 
publicado por Alejandro a las 14:46 | enlace permanente |


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